“Yo no soy un delincuente, ni hago cosas de las que mañana pueda arrepentirme Severo Rivera”, eso fue lo primero que dijo el popular artista Sergio Vargas cuando se le preguntó la razón por la que aparece su nombre en el voluminoso expediente del caso Medusa, contra el ex procurador genera de la República Jean Alain Rodríguez.
El documento en el que se le imputan supuestos actos de corrupción administrativa, el Ministerio Público consignó que Sergio Vargas ocupaba bienes incautados por la Dirección de Custodia y Administración de Bienes Incautados de la Procuraduría Genera de la República, entre los que se cita a un apartamento y un establecimiento comercial en el Distrito Nacional.
“Quiero decirte a ti y al pueblo dominicano que desde hace unos cuatro años hice un acuerdo con la Procuraduría en el que que asumí la tarea de llevarle alegría a los menores que guardan prisión en nuestras cárceles y a cambio de eso se me asignó un apartamento para mi uso, y un local comercial que sería usado para un estudio de grabación para los jóvenes que han reñido con la ley”, comentó Vargas.
El intérprete de la “La quiero a morir” y “Marola”, entre otros éxitos manifestó que la Procuraduría General de la República mantiene el acuerdo para sus conciertos, para los cuales solo otorga el permiso.
“Nosotros incurrimos en todos los gastos para llevar nuestra orquesta. Te preguntarás la razón por la que hago eso, pues te comentaré que luego de unas presentaciones que hice en Panamá y en Colombia, en las que actué en cárceles, sentí que debía hacerlo en mi país para de de alguna manera llevarle alegría a quienes se encuentran condenados por algún hecho delictivo”, apuntó el artista, quien reseñó que si se contabiliza lo que cuesta una de esas actividades el costo sería de más de medio millón de pesos por cada actuación.