Las autoridades federales de EE.UU. expresaron este miércoles su preocupación por el «sustancial incremento» del tráfico de armas de fuego desde el sur de Florida a Haití, además de otras naciones caribeñas, un contrabando que abarca incluso rifles de alto calibre.
Durante una conferencia de prensa en Miami, Anthony Salisbury, el agente especial a cargo en esa ciudad del sur de Florida de la oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI, por sus siglas en inglés), puso de relieve no solo el aumento del número de armas confiscadas en los últimos meses sino el calibre de las mismas.
Al lado de Salisbury, quien estuvo acompañado de representantes de varias agencias federales, reposaban sobre unas mesas parte de las armas confiscadas, entre las que destacaban rifles de francotirador calibre 50, que pueden hacer disparos de hasta 1.800 metros de alcance y con un precio de hasta 60.000 dólares en el mercado negro.
«En las manos equivocadas, estas armas son capaces de causar una destrucción incalculable. En las manos equivocadas, estas armas pueden fácilmente causar muchas bajas«, alertó el agente especial, quien no reveló el número exacto de armas confiscadas ni los operativos realizados en los pasados meses por haber una investigación en curso.
Agregó que en años anteriores las armas retenidas que de forma ilegal pretendían llegar a Haití desde Florida eran mayormente pistolas, y en un número inferior, y que la actual tendencia que refleja un aumento en cuanto a cantidad y calibre (las armas confiscadas incluyen también fusiles automáticos y ametralladoras) resulta «alarmante» para el Gobierno de EE.UU.
El agente aludió al incremento de la violencia armada y la actividad de bandas criminales en Haití, lo cual ha merecido redoblar los esfuerzos en EE.UU. para obstaculizar que las armas de fuego de alto calibre «alimenten esas batallas».