Más de 3,000 personas desplazadas de la violencia entre bandas armadas en Puerto Príncipe, la capital de Haití, viven en condiciones inhumanas en la Plaza Hugo Chávez, ante la indiferencia de las autoridades de este país, sumergido en una grave crisis, con un alto costo para los más pobres.
Los desplazados, entre ellos cientos de niños, abarrotaron la plaza, ubicada en el barrio Tabarre y a menos de un kilómetro del aeropuerto, mucho de ellos con tan solo lo que tenían puesto, sin agua ni comida, en medio del caos y la anarquía.
Huyeron de más de una docena de barrios de Cité-Soleil, sumidos en una guerra que este año se ha cobrado más de 300 vidas.
Una vida muy complicada
Kesnel Franck, de 49 años, padre de familia, dice a Efe que no tenía otra opción tras abandonar su casa en Cité-Soleil, por lo que se instaló en esta plaza, adornada por una estatua de siete metros inspirada en el líder de la Revolución Venezolana.
Franck lleva diez días en el lugar y sobrevive «gracias a la buena fe de los demás», asegura.
«El problema más grave es la alimentación y el sueño», confiesa Franck, a quien las intensas lluvias de estos días han obligado a permanecer horas de pie.
Cerca de él está Kettia Pierre, de 42 años, que se refugió junto a sus cinco hijos, después de que su marido fuera ultimado en su presencia por miembros de una banda.
Nunca ha recibido la visita de algún funcionario, cuenta Pierre en declaraciones a Efe.
«Vivo muy mal (…). Tenemos que encontrar a alguien que satisfaga nuestras necesidades. No somos perros. Somos cristianos vivos», argumenta, al tiempo que denuncia que los hombres impiden a las mujeres acceder a los alimentos durante las distribuciones.