Víspera del inicio de la temporada de las Grandes Ligas donde el público cuenta las horas para ver a Vladimir Guerrero Jr., Juan Soto, Rafael Devers o Wander Franco desde Nueva York llegan informes oficiales que actualizan la parte vergonzosa que la marca dominicana no se ha podido quitar.
Las suspensiones a Richard Rodríguez y Danny Santana anunciadas el lunes y a Pedro Severino el martes ilustran el capítulo donde los peloteros quisqueyanos sacan notas tan bajas como los estudiantes criollos en las pruebas PISA.
Desde que Grandes Ligas comenzó a aplicar el programa antidopaje, hacer público los nombres e incluir suspensiones por allá por 2005 el 10.3% de los dominicanos que desfilaron por el Big Show recibió al menos un castigo. Dos de ellos falló tres veces y cinco en dos ocasiones.
A partir de que la liga, forzada por el Congreso, diera el frente al uso de sustancias no autorizadas que mejoran el rendimiento han jugado en la MLB 582 peloteros con la nacionalidad de Gregorio Luperón.
Con Severino se llegó a 31 jugadores duartianos penados mientras se encontraban en los rosters oficiales, en tanto que otros 29 fueron apartados de las competencias mientras se encontraban en ligas menores o en la agencia libre, pero que en algún punto toparon el Gran Circo. Totalizan 60.
De los 67 jugadores que han sido suspendido alguna vez en el trayecto los dominicanos representan el 43%, por amplio margen el grupo más numeroso. Detrás ancla Estados Unidos, con el 34%.
El dato es más sobresaliente si se toma en cuenta que en el trayecto los nacidos en La Hispaniola han representado entre el 9 y 11% de todos los jugadores de la industria, mientras que los estadounidenses han rondado entre el 76 y 79%.
Venezuela, el tercero en presencia en la liga, solo registra a seis jugadores y siete suspensiones, la última a Francisco Servelli en 2013. Los boricuas son solo dos.
En los 17 años que lleva el programa solo en 2008 y 2014 no hubo suspensión a algún pelotero criollo en plantilla.