La odisea que encaran embarazadas haitianas que buscan entrar a territorio dominicano para dar a luz hospitales públicos y algunos privados, es deprimente.
Muchas de ellas (las más pudientes), dicen que pagan entre 12 a 15 mil pesos a “los poteas” (traficantes de ilegales), que operan en la frontera de Haití para que las ayuden a cruzar la línea limítrofe.
Pero que si no tienen documentaciones legales, luego que logran ingresar a la parte dominicana, tienen que disponer de más dinero para llegar los centros de salud, donde quieren parir.
Algunos de los traficantes de personas indocumentadas están estrechamente vinculadas con las bandas que se dedican en Haití a secuestrar personas para pedir rescates económicos, igual que asaltar, robar, violar mujeres, niñas, tráfico y trata de personas, contrabando de drogas, mercancías, armas de fuego y otros delitos.
