New york.-Las culturas del dopaje crecen y prosperan en ecosistemas específicos. República Dominicana es un paraíso para ellos, ya que se consiguen medicamentos baratos, efectivos y accesibles.
Por esa razón, ya no es sorpresa que un jugador dominicano haya quedado atrapado en la red antidopaje de las Grandes Ligas, por muy porosa que sea.
El campocorto de los Padres, Fernando Tatis Jr., de San Diego, se convirtió en el jugador 58 con una sanción por dopaje de al menos 50 juegos desde la llegada del Programa Conjunto de Prevención y Tratamiento de Drogas en 2005.
Es el jugador número 33 nacido en República Dominicana, o el 57 por ciento, y eso sin contar a Alex Rodríguez, quien nació en Nueva York de inmigrantes dominicanos.
Es aún más llamativo en los últimos años. Desde 2017, ha habido 20 sanciones. Dieciséis, o el 80 por ciento, son dominicanos.
De la pobreza a la gloria
República Dominicana está llena de niños atléticos, que son descubiertos por buscones o escuchas independientes, que los sacan de sus chozas de hojalata a los 10 años, colocándolos en academias, donde los alimentan, los visten, los alojan, los entrenan
Y hasta les inyectan esteroides con el objetivo de firmar contratos de seis y siete cifras a los 16 años con los equipos de Grandes Ligas. Los resultados se evidencian en que cinco de los seis jugadores suspendidos por más de 100 juegos como segundos infractores tienen raíces dominicanas.
Flagelo
—Histórico
El exlanzador de los Mets, Jenrry Mejía, quien dio positivo por esteroides tres veces en 10 meses, se convirtió en el único jugador de Grandes Ligas que recibió una suspensión de por vida.