Gregg Valentino, uno de los iconos del culturismo más polémicos de la historia, comenzó a levantar pesas con solo 13 años. Y siempre destacó por tener unos brazos gigantescos, con hasta 71 centímetros de diámetro en el bíceps. Fruto, por supuesto, del abuso de los esteroides, que dispararon el tamaño de sus músculos. Pero, las inyecciones de anabolizantes y sus entrenamientos salvajes terminaron paralizando sus bíceps y provocando su explosión. De hecho, tuvo que ser intervenido quirúrgicamente para salvarle las extremidades.

Gregg, sin embargo, no siempre fue un adicto a los esteroides: comenzó a entrenar en 1972 y se entrenó de forma natural durante más de dos décadas, hasta que quiso competir con los mejores… Comenzó a usar synthol, un medicamento que se inyecta justo debajo del tejido muscular y empuja el músculo hacia arriba, haciendo que se vea más grande y lleno.

La infección hizo que su bíceps explotara con pus y le salió sangre del brazo durante horas. Lo llevaron de urgencia al hospital y tuvieron que abrirle sus bíceps para drenar la infección. Su dramática historia se contó en un documental titulado El hombre cuyos brazos explotaron, que muestra imágenes angustiantes de él con una aguja que sobresale de su brazo y sacando sangre y pus de sus bíceps.

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Por Domincan News

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