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Wish de Disney es hermosa, pero le falta magia

«Wish» («Wish: El poder de los deseos») de Walt Disney Animation es impresionante con una animación texturizada y rica, inspirada en acuarelas y con referencias para audiencias nostálgicas de los clásicos. Pero también es más un concepto que una historia: un intento forzado y no muy memorable de rendir homenaje a los 100 años del estudio.

El origen de la estrella de los deseos es una motivación tan buena como cualquier otra para ser su punto de partida, pero «Wish», dirigida por Chris Buck y Fawn Veerasunthorn, parece no haber sido extraída de la imaginación y los sueños serios de alguien, sino de una junta corporativa que intentaba aplicar ingeniería inversa a la magia y el encanto.

Por ejemplo, en una de las canciones terriblemente genéricas de la película, «I Am a Star», un lindo conejo que habla le canta alegremente a nuestra heroína Asha que «cuando se trata del universo, todos somos accionistas». ¡Uf!

Probablemente no soy la única que aprendió vocabulario de las canciones de Disney cuando era niña, pero hay algo tan desalentador en escuchar la palabra «accionistas» en lo que se supone que es un himno inspirador y de unión en un mundo de cuento de hadas donde las cabras hablan y la magia existe

No hay señales de corporaciones ni de ofertas públicas en el Reino de Rosas, aunque ese podría haber sido un camino interesante a seguir. En cambio, es un lugar fundado por un chico llamado Magnífico (Chris Pine), que tiene la capacidad de conceder deseos.

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