A medida que el panorama del Internet de las Cosas o IoT continúa expandiéndose, la necesidad de medidas de seguridad integrales se vuelve cada vez más evidente.
Los dispositivos conectados, a menudo denominados dispositivos «inteligentes», se han convertido en una parte integral de nuestras vidas y ofrecen comodidad y eficiencia. Sin embargo, también introducen riesgos potenciales de seguridad y privacidad que pueden afectar a las familias.
Algunos de los cuales son:
Acceso no autorizado: las medidas de seguridad débiles pueden dejar los dispositivos vulnerables al acceso no autorizado, comprometiendo potencialmente la privacidad y seguridad.
Violaciones de datos: los protocolos de cifrado inadecuados pueden exponer información personal, dejando susceptibles al robo de identidad y otras actividades maliciosas.
Vulnerabilidades explotables: el firmware obsoleto y las conexiones de red inseguras pueden permitir a los piratas informáticos obtener control sobre los dispositivos, lo que plantea riesgos para los sistemas de automatización del hogar y capacidades de monitoreo.
Hay debates en todo el mundo, como la reciente propuesta de la FCC (Federal Communications Commission (por sus siglas en inglés) en los EE. UU. de establecer un programa voluntario de etiquetado de ciberseguridad, conocido como U.S. Cyber Trust Mark, que es un avance significativo para garantizar la seguridad de los dispositivos de IoT.
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