Los norteamericanos ya han pasado de desearse una feliz Navidad a pensar en el año que está a punto de comenzar y que será diferente de todos lo que ha vivido el país en sus escasos tres siglos de existencia. Nuestros lectores ya pueden imaginarse por dónde va la novedad, porque los norteamericanos tendrán que decidir si eligen presidente a Donald Trump, al que se le acusa de 91 cargos penales, además de estar involucrado en un proceso civil que trata de descalificarlo como candidato presidencial.
Es cierto que también a él se le aplica la presunción de inocencia mientras no haya sido condenado, pero hay ya dos sentencias, una en Colorado y otra en Maine, que lo descalifican como posible candidato por su apoyo a las acciones del 6 de enero de 2021, cuando una turba de sus seguidores entró en el Congreso para denunciar como pucherazo las elecciones de noviembre de 2020.
Nada de esto indica que Trump no podrá competir para ocupar la Casa Blanca el próximo mes de noviembre, pues la última palabra probablemente la tiene el Tribunal Supremo que, hasta ahora, ha intentado evitar las salpicaduras de este caso y mantenerse al margen. Pero es improbable que pueda seguir resistiendo y acabará viéndose envuelto en el conflicto.
Este primer tribunal del país habría de ser favorable a Trump, pues nombró a tres de los nueve magistrados. En conjunto, es de tendencia conservadora, con tres magistrados de simpatías demócratas y seis de afinidades republicanas. Pero estos nombramientos no son garantía alguna porque los jueces juran ser imparciales y generalmente lo son. Y las sentencias emitidas hasta ahora por otras cuestiones, no han revelado un deseo de seguir a ciegas a Trump.
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