El 5 de enero es una noche en la que los corazones infantiles palpitan aceleradamente y cuando cierran los ojos, sueñan con ilusión que los Reyes Magos de Oriente trayéndoles los regalos ansiados.
Es tanta la emoción y el nerviosismo de los más pequeños que, en el silencio de la noche, de tanto pensar en ellos, les parece oír el sonido de sus pasos y el roce de sus túnicas de seda por los pasillos.
Esperan que la carta que enviaron hace tanto tiempo con el encabezamiento “Queridos Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar” llegue a su destinatario sin problemas y con la respuesta del regalo pedido.
Esa es una de las sensaciones que viven los miles de almas infantiles que habitan en este lado del mundo occidental y de manera muy especial los niños de la República Dominicana al llegar esa fecha singular del día de los Reyes Magos.
A pesar de vivir en la era de la tecnología y en una posmodernidad arrasadora de valores y costumbres, aún hay tradiciones que perduran con el tiempo y esta de los Reyes Magos es una de esas que aún permanecen tatuadas en la cultura de distintas latitudes de la tierra.
Fuente: n digital
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